Personaje de Sable: Surox'Ven
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Personaje de Sable: Surox'Ven
Jugador: Sable
Grupo: Alberia
Clase: Tecnicista
Raza: humano
Ale, tirada de características.
Características: 5, 6, 7, 7, 8, 8, 9, 9
Apariencia: 8
Recursos: 30
Grupo: Alberia
Clase: Tecnicista
Raza: humano
Ale, tirada de características.
Características: 5, 6, 7, 7, 8, 8, 9, 9
Apariencia: 8
Recursos: 30
Última edición por Surox el Dom Sep 14, 2008 6:17 pm, editado 1 vez
Re: Personaje de Sable: Surox'Ven
La luz del nuevo día entraba por la ventana, alejando las sombras e iluminando el cuerpo desnudo de la mujer que descansaba en la cama. El largo cabello cobrizo refulgía, y Surox no podía evitar seguir con la mirada las curvas de sus caderas hasta que desaparecían bajo las mantas. Aquí y allá se veían salpicadas unas pocas cicatrices, finas líneas pálidas que contrastaban con la piel curtida. Algunas incluso se las había hecho él. De pie junto al catre, contemplaba a aquella a la que amaba como si quisiera grabar esa imagen en la memoria.
- ¿Piensas estar mucho más mirándome? – dijo Mikhaela desde la cama, al tiempo que se giraba para tenerlo a la vista.
- Toda mi vida, si pudiera – le respondió Surox con una sonrisa
- Si así fuera, te quedarías conmigo y no te marcharías para embarcarte en esta estúpida búsqueda.
- Sabes que yo no deseo hacer esto, pero los ancianos... mi maestro...
- Sí, sí, ya lo sé, las antiguas leyendas y todo eso... es sólo que... oh Surox, cariño, no quiero que te vayas – dijo Mikhaela, al tiempo que se levantaba de la cama, dejando que las pieles resbalaran hasta el suelo y revelando el resto de su cuerpo. El muchacho sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. “Oh dioses, cuanto la amo”- pensó.
- Yo tampoco quiero irme pero... es necesario – la atrajo hacia sí y permanecieron abrazados durante unos momentos- Desearía que pudieras acompañarme.
- Y yo... pero ya sabes lo que dicen los ancianos, sólo pueden enviar a uno. El otro debe permanecer... por si no regresara –acabó la frase con un nudo en la garganta.
- Chsss, tranquila mi amor, eso no sucederá. Aunque tuviera que abrir a patadas las puertas del infierno, te juro que volveré contigo.
- Ya claro, ¿salvo que tengas que cruzar un lago en tu camino, no? – respondió ella, sonriendo maliciosamente- Bueno, si hoy es nuestro último día juntos... ¿qué tal si entrenamos un poco? Hace mucho que no luchamos, y quiero que emprendas esta búsqueda lo más preparado posible.
- Es una buena idea... para dentro de un par de horas, quizás – y entre risas, ambos cayeron sobre la cama.
Tumbado en el lecho, con la cabeza de Mikhaela reposando sobre su pecho, Surox pensaba en su pasado. Le habían pasado tantas cosas en sólo dieciséis años... ¿Realmente hacía sólo ocho que había empezado a entrenarse con el maestro Tiror ‘Let, su tío? ¿Sólo cuatro desde que él y Mikhaela habían estado a punto de morir en el pantano?
Este último recuerdo fue el que le puso los pelos de punta. Su mano acarició el costurón que Mikhaela tenía en el muslo, la trenza de tejido cicatrizado que era todo lo que quedaba de la herida que había estado a punto de costarle la vida. ¿Todo? Bueno, al menos todo lo visible... él seguía siendo incapaz de entrar en el pantano, e incluso estar cerca le causaba una gran incomodidad. ¿Cómo pudieron ser tan estúpidos? Tenían doce años, se creían muy valientes y hábiles con las armas, y cazar una sierpe de pantano parecía una idea estupenda. Surox nunca había logrado recordar completamente qué sucedió en esos tres días, el combate con la sierpe era un momento borroso en el que únicamente se distinguía con claridad cuando esta estuvo a punto de arrancarle la pierna a Mikhaela, y después... visiones fugaces y confusas de los dos días siguientes, vadeando el pantano para regresar a la aldea con la muchacha gimiendo sobre su hombro, cada vez más débil y más caliente por la fiebre que recorría su cuerpo.
Una sensación cálida sobre su pecho lo sacó de sus pensamientos. Lágrimas manaban de los ojos de la muchacha y resbalaban hasta él.
- Mikha, ¿estás bien?
- ¡No, no estoy bien, bruto estúpido! – ella se removió con furia sobre el lecho, hasta quedar a horcajadas sobre él- ¡A ti te parece todo bien, después de todo vas a salir del bosque, a vivir grandes aventuras, a visitar lugares extraños, a buscar a nuestro estúpido dios! ¡Pero yo voy a quedarme aquí sin nada más que hacer que preocuparme por ti y evitar que los ancianos me conviertan en yegua de cría! ¡Te odio Surox!
El siguiente movimiento cogió desprevenido al muchacho: sólo alcanzó a ver estrellas cuando el puñetazo le alcanzó en el pómulo izquierdo. Protegiéndose del resto de golpes, logró ponerse en pie y lanzar unos cuantos de respuesta. En vez de sentirse furioso, sonreía: incluso de pequeños la más mínima chispa entre ellos había conducido a una pelea: en su primer encuentro ambos querían una tarta, y la discusión sólo se acabó cuando ella le dio un puñetazo en la nariz y él se echó a llorar a la vista de su propia sangre. ¡Gloria al gran guerrero! Sigh...
Tiempo después ambos salían de la cabaña, Surox portando un hacha y Mikhaela una lanza. Se cogían las manos mientras atravesaban el pueblo en dirección a la construcción más alejada. En su puerta, sentado en una silla, se hallaba un hombre embozado que fumaba de una pipa, y que se levantó cuando se acercaron. Retirándose la capucha dejó ver un rostro plagado de cicatrices, en el que toda la mitad derecha era un amasijo de carne quemada con una vacía cuenca allí donde debería haber estado el ojo. Este era su maestro, Tiror `Let, hermano de su padre.
Aunque siempre serio y circunspecto, Surox había acabado por sentir un auténtico aprecio por aquel que le había enseñado todo lo que sabía sobre la lucha, y que lo había albergado en su casa durante ocho años, desde que descubrieron que aquel niño llevaba en su sangre la fuerza de sus ancestros. Incluso ahora sólo podía canalizarla de forma bastante limitada, mientras que su maestro podía atravesar un tronco grueso de un simple puñetazo. Él también había sido enviado de joven a recorrer el mundo, y había regresado años después herido en cuerpo y alma y sin haber encontrado a su señor. Había sido él quien le había entregado a Silbadora meses atrás, cuando se decidió que Surox también partiría en esa búsqueda. Era un tesoro que había sido posesión de su familia desde tiempos antiguos, y sintió un gran orgullo de portarla.
Tras despedirse de él continuaron su camino hasta la casa del joven, donde le esperaban sus padres y sus hermanos pequeños: Fern y Laket, y las gemelas Sule y Bond. Se despidió de ellos apresuradamente, pues no quería que le vieran llorar como su madre estaba haciendo en esos mismos momentos. Su padre le estrechó en un abrazo de oso que estuvo a punto de partirle las costillas, y casi antes de que hubiera tenido tiempo de hacerse a la idea se encontraba en el sendero que salía de la aldea y se internaba en el bosque. La mano de Mikhaela seguía unida a la suya, y le resultaba casi inconcebible soltarla. ¿Qué ocurriría ahora? ¿Qué se encontraría más allá de estos bosques, que eran lo único que había conocido? A su mente acudió un recuerdo, una historia, su historia, la leyenda de su pueblo y de quienes habían sido...
Se nos encomendó una misión.
Fracasamos
Y este es nuestro castigo.
Mas ese, ese no fue el comienzo.
Este fue el comienzo:
Nacimos por la sangre y por el fuego, entre las llamas de la destrucción del mundo y de las heridas de un dios agonizante. Solo uno. Millones. Uno. Todos. Uno. Nosotros.
La guerra fue nuestra madre y el caos nuestro padre. Como una plaga de langostas marchamos, trayendo el fin a aquellos que intentaban sobrevivir en un mundo devastado. Como un incendio no dejábamos más que cenizas a nuestro paso.
Entonces, nos encontró Él.
Nos dio un fin, un propósito. Nos forjó como quien forja una espada, pero una espada con corazón y mente y alma, un arma que era más que un arma, un arma que era una extensión de nuestro señor.
Y nosotros fracasamos.
Lo protegido se perdió. Lo amado fue arrebatado. Lo creado fue destruido.
Y Él nos abandonó.
El espíritu se quebró; la mente olvidó como pensar; el corazón sintió la tenaza del miedo. Furiosos, asustados, nos volvimos contra nosotros mismos... y entonces se derramó sangre hermana, y dejamos de Ser.
Nos convertimos en sombras de nuestro poder, enanos que recuerdan un pasado de gigantes. Huimos y nos refugiamos, pues muchos eran nuestros enemigos, aquellos que nos temían o nos odiaban o anhelaban robarnos nuestra fuerza. Unos marcharon al este; otros, al oeste; unos pocos al sur. Nosotros nos asentamos en el norte.
Durante siglos hemos sobrevivido con un solo objetivo: la redención. Encontrarle. Ganar Su perdón
Surox se sintió con fuerzas renovadas. Cada vez eran menos, y menos niños nacían con fuego en el espíritu. Su pueblo se moría: debían encontrar al dios.
Atrajo a Mikhaela hacía sí y ambos se fundieron en un largo beso. Sentía el salado sabor de las lágrimas en los labios, y sabía que no todas eran de ella. La miró un instante al separarse, y en sus ojos vio mucho más de lo que podrían expresar las palabras. Se giró, y echó a andar por el camino. Un largo camino se extendía ante él; adonde le conduciría... sólo los dioses lo saben.
- ¿Piensas estar mucho más mirándome? – dijo Mikhaela desde la cama, al tiempo que se giraba para tenerlo a la vista.
- Toda mi vida, si pudiera – le respondió Surox con una sonrisa
- Si así fuera, te quedarías conmigo y no te marcharías para embarcarte en esta estúpida búsqueda.
- Sabes que yo no deseo hacer esto, pero los ancianos... mi maestro...
- Sí, sí, ya lo sé, las antiguas leyendas y todo eso... es sólo que... oh Surox, cariño, no quiero que te vayas – dijo Mikhaela, al tiempo que se levantaba de la cama, dejando que las pieles resbalaran hasta el suelo y revelando el resto de su cuerpo. El muchacho sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. “Oh dioses, cuanto la amo”- pensó.
- Yo tampoco quiero irme pero... es necesario – la atrajo hacia sí y permanecieron abrazados durante unos momentos- Desearía que pudieras acompañarme.
- Y yo... pero ya sabes lo que dicen los ancianos, sólo pueden enviar a uno. El otro debe permanecer... por si no regresara –acabó la frase con un nudo en la garganta.
- Chsss, tranquila mi amor, eso no sucederá. Aunque tuviera que abrir a patadas las puertas del infierno, te juro que volveré contigo.
- Ya claro, ¿salvo que tengas que cruzar un lago en tu camino, no? – respondió ella, sonriendo maliciosamente- Bueno, si hoy es nuestro último día juntos... ¿qué tal si entrenamos un poco? Hace mucho que no luchamos, y quiero que emprendas esta búsqueda lo más preparado posible.
- Es una buena idea... para dentro de un par de horas, quizás – y entre risas, ambos cayeron sobre la cama.
Tumbado en el lecho, con la cabeza de Mikhaela reposando sobre su pecho, Surox pensaba en su pasado. Le habían pasado tantas cosas en sólo dieciséis años... ¿Realmente hacía sólo ocho que había empezado a entrenarse con el maestro Tiror ‘Let, su tío? ¿Sólo cuatro desde que él y Mikhaela habían estado a punto de morir en el pantano?
Este último recuerdo fue el que le puso los pelos de punta. Su mano acarició el costurón que Mikhaela tenía en el muslo, la trenza de tejido cicatrizado que era todo lo que quedaba de la herida que había estado a punto de costarle la vida. ¿Todo? Bueno, al menos todo lo visible... él seguía siendo incapaz de entrar en el pantano, e incluso estar cerca le causaba una gran incomodidad. ¿Cómo pudieron ser tan estúpidos? Tenían doce años, se creían muy valientes y hábiles con las armas, y cazar una sierpe de pantano parecía una idea estupenda. Surox nunca había logrado recordar completamente qué sucedió en esos tres días, el combate con la sierpe era un momento borroso en el que únicamente se distinguía con claridad cuando esta estuvo a punto de arrancarle la pierna a Mikhaela, y después... visiones fugaces y confusas de los dos días siguientes, vadeando el pantano para regresar a la aldea con la muchacha gimiendo sobre su hombro, cada vez más débil y más caliente por la fiebre que recorría su cuerpo.
Una sensación cálida sobre su pecho lo sacó de sus pensamientos. Lágrimas manaban de los ojos de la muchacha y resbalaban hasta él.
- Mikha, ¿estás bien?
- ¡No, no estoy bien, bruto estúpido! – ella se removió con furia sobre el lecho, hasta quedar a horcajadas sobre él- ¡A ti te parece todo bien, después de todo vas a salir del bosque, a vivir grandes aventuras, a visitar lugares extraños, a buscar a nuestro estúpido dios! ¡Pero yo voy a quedarme aquí sin nada más que hacer que preocuparme por ti y evitar que los ancianos me conviertan en yegua de cría! ¡Te odio Surox!
El siguiente movimiento cogió desprevenido al muchacho: sólo alcanzó a ver estrellas cuando el puñetazo le alcanzó en el pómulo izquierdo. Protegiéndose del resto de golpes, logró ponerse en pie y lanzar unos cuantos de respuesta. En vez de sentirse furioso, sonreía: incluso de pequeños la más mínima chispa entre ellos había conducido a una pelea: en su primer encuentro ambos querían una tarta, y la discusión sólo se acabó cuando ella le dio un puñetazo en la nariz y él se echó a llorar a la vista de su propia sangre. ¡Gloria al gran guerrero! Sigh...
Tiempo después ambos salían de la cabaña, Surox portando un hacha y Mikhaela una lanza. Se cogían las manos mientras atravesaban el pueblo en dirección a la construcción más alejada. En su puerta, sentado en una silla, se hallaba un hombre embozado que fumaba de una pipa, y que se levantó cuando se acercaron. Retirándose la capucha dejó ver un rostro plagado de cicatrices, en el que toda la mitad derecha era un amasijo de carne quemada con una vacía cuenca allí donde debería haber estado el ojo. Este era su maestro, Tiror `Let, hermano de su padre.
Aunque siempre serio y circunspecto, Surox había acabado por sentir un auténtico aprecio por aquel que le había enseñado todo lo que sabía sobre la lucha, y que lo había albergado en su casa durante ocho años, desde que descubrieron que aquel niño llevaba en su sangre la fuerza de sus ancestros. Incluso ahora sólo podía canalizarla de forma bastante limitada, mientras que su maestro podía atravesar un tronco grueso de un simple puñetazo. Él también había sido enviado de joven a recorrer el mundo, y había regresado años después herido en cuerpo y alma y sin haber encontrado a su señor. Había sido él quien le había entregado a Silbadora meses atrás, cuando se decidió que Surox también partiría en esa búsqueda. Era un tesoro que había sido posesión de su familia desde tiempos antiguos, y sintió un gran orgullo de portarla.
Tras despedirse de él continuaron su camino hasta la casa del joven, donde le esperaban sus padres y sus hermanos pequeños: Fern y Laket, y las gemelas Sule y Bond. Se despidió de ellos apresuradamente, pues no quería que le vieran llorar como su madre estaba haciendo en esos mismos momentos. Su padre le estrechó en un abrazo de oso que estuvo a punto de partirle las costillas, y casi antes de que hubiera tenido tiempo de hacerse a la idea se encontraba en el sendero que salía de la aldea y se internaba en el bosque. La mano de Mikhaela seguía unida a la suya, y le resultaba casi inconcebible soltarla. ¿Qué ocurriría ahora? ¿Qué se encontraría más allá de estos bosques, que eran lo único que había conocido? A su mente acudió un recuerdo, una historia, su historia, la leyenda de su pueblo y de quienes habían sido...
Se nos encomendó una misión.
Fracasamos
Y este es nuestro castigo.
Mas ese, ese no fue el comienzo.
Este fue el comienzo:
Nacimos por la sangre y por el fuego, entre las llamas de la destrucción del mundo y de las heridas de un dios agonizante. Solo uno. Millones. Uno. Todos. Uno. Nosotros.
La guerra fue nuestra madre y el caos nuestro padre. Como una plaga de langostas marchamos, trayendo el fin a aquellos que intentaban sobrevivir en un mundo devastado. Como un incendio no dejábamos más que cenizas a nuestro paso.
Entonces, nos encontró Él.
Nos dio un fin, un propósito. Nos forjó como quien forja una espada, pero una espada con corazón y mente y alma, un arma que era más que un arma, un arma que era una extensión de nuestro señor.
Y nosotros fracasamos.
Lo protegido se perdió. Lo amado fue arrebatado. Lo creado fue destruido.
Y Él nos abandonó.
El espíritu se quebró; la mente olvidó como pensar; el corazón sintió la tenaza del miedo. Furiosos, asustados, nos volvimos contra nosotros mismos... y entonces se derramó sangre hermana, y dejamos de Ser.
Nos convertimos en sombras de nuestro poder, enanos que recuerdan un pasado de gigantes. Huimos y nos refugiamos, pues muchos eran nuestros enemigos, aquellos que nos temían o nos odiaban o anhelaban robarnos nuestra fuerza. Unos marcharon al este; otros, al oeste; unos pocos al sur. Nosotros nos asentamos en el norte.
Durante siglos hemos sobrevivido con un solo objetivo: la redención. Encontrarle. Ganar Su perdón
Surox se sintió con fuerzas renovadas. Cada vez eran menos, y menos niños nacían con fuego en el espíritu. Su pueblo se moría: debían encontrar al dios.
Atrajo a Mikhaela hacía sí y ambos se fundieron en un largo beso. Sentía el salado sabor de las lágrimas en los labios, y sabía que no todas eran de ella. La miró un instante al separarse, y en sus ojos vio mucho más de lo que podrían expresar las palabras. Se giró, y echó a andar por el camino. Un largo camino se extendía ante él; adonde le conduciría... sólo los dioses lo saben.
Última edición por Surox el Mar Sep 23, 2008 10:03 pm, editado 1 vez
Re: Personaje de Sable: Surox'Ven
Nombre: Surox'Ven
Nacionalidad: Alberia
Raza: Humana
Clase: Tecnicista
Edad: 17
Altura: 1.80m
Peso: 105 kg
Pelo: castaño
Ojos: verdes
CARACTERÍSTICAS
Fuerza 9
Destreza 8
Agilidad 8
Constitución 9
Poder 7
Voluntad 7
Inteligencia 6
Percepción 5
Apariencia 8
ATRIBUTOS DERIVADOS
Puntos de vida: 125
Movimiento 8, 28 m/turno
Indice de peso, 100 natural, 350 máximo
Cansancio 9
Regeneración 2 (20 pv/dia con descanso, -5 negativos)
VENTAJAS / DESVENTAJAS
Afinidad Animal 1
Rápida recuperación de Ki 1
Maestro Marcial 1
Artefacto 1
Fobia: grandes masas de agua (cualquier cosa más grande que una charca)
RESISTENCIAS
Base 30
Físico 40
Venenos 40
Enfermedades 40
Psíquica 35
Mágica 35
HABILIDADES PRIMARIAS
Ataque 85
Parada 80
Llevar armadura 10
Arte marcial: Moai Thai (10 pd)
Arma distinta: Hacha de guerra (20 pd)
HABILIDADES SECUNDARIAS
Acrobacias 15
Atletismo 15
Nadar 15
Saltar 15
Trepar 15
Estilo 15
Intimidar 10
Persuasión 5
Advertir 20
Buscar 10
Rastrear 15
Conocimiento Animal 5
Frialdad 15
Proezas de fuerza 30
Resistir dolor 10
Ocultarse 15
Sigilo 20
Trampería 10
Forja 15
Música 15 (Caramillo)
Nacionalidad: Alberia
Raza: Humana
Clase: Tecnicista
Edad: 17
Altura: 1.80m
Peso: 105 kg
Pelo: castaño
Ojos: verdes
CARACTERÍSTICAS
Fuerza 9
Destreza 8
Agilidad 8
Constitución 9
Poder 7
Voluntad 7
Inteligencia 6
Percepción 5
Apariencia 8
ATRIBUTOS DERIVADOS
Puntos de vida: 125
Movimiento 8, 28 m/turno
Indice de peso, 100 natural, 350 máximo
Cansancio 9
Regeneración 2 (20 pv/dia con descanso, -5 negativos)
VENTAJAS / DESVENTAJAS
Afinidad Animal 1
Rápida recuperación de Ki 1
Maestro Marcial 1
Artefacto 1
Fobia: grandes masas de agua (cualquier cosa más grande que una charca)
RESISTENCIAS
Base 30
Físico 40
Venenos 40
Enfermedades 40
Psíquica 35
Mágica 35
HABILIDADES PRIMARIAS
Ataque 85
Parada 80
Llevar armadura 10
Arte marcial: Moai Thai (10 pd)
Arma distinta: Hacha de guerra (20 pd)
HABILIDADES SECUNDARIAS
Acrobacias 15
Atletismo 15
Nadar 15
Saltar 15
Trepar 15
Estilo 15
Intimidar 10
Persuasión 5
Advertir 20
Buscar 10
Rastrear 15
Conocimiento Animal 5
Frialdad 15
Proezas de fuerza 30
Resistir dolor 10
Ocultarse 15
Sigilo 20
Trampería 10
Forja 15
Música 15 (Caramillo)
Última edición por Surox el Mar Sep 23, 2008 10:59 pm, editado 2 veces
Re: Personaje de Sable: Surox'Ven
CM Total: 90
CM Invertido: 40
HABILIDADES DE KI:
Uso del Ki
ACUMULACIONES Y RESERVAS DE KI:
FUE 1 (9)
DES 1 (10)
AGI 1 (10)
CON 1 (10)
POD 1 (7)
VOL 1 (6)
EQUIPO
Artefacto: Silbadora (hacha de batalla +5)
Este arma cuenta con la capacidad de alargar y encoger ligeramente el asta, permitiendo a su propietario usarla a una o a dos manos.
VALORES DE ATAQUE FINALES
Silbadora, a dos manos.
AT 90 PA 85 TURNO 20 DAÑO100 (80 + 10 x 2) ENT 25 ROT 11 PRES 75
CRT 1 FIL CRT 2 CON ESPECIAL -1 TA
Silbadora, a dos manos (forzando turno)
AT 90 PA 85 TURNO 40 DAÑO 80 ENT 25 ROT 11 PRES 75
CRT 1 FIL CRT 2 CON ESP -1 TA
Moai Thai, nivel aprendiz
AT 85 PA 80 TURNO 60 DAÑO 40 (20 + 10 x 2) ENT 9 ROT -1 CRIT CON
CM Invertido: 40
HABILIDADES DE KI:
Uso del Ki
ACUMULACIONES Y RESERVAS DE KI:
FUE 1 (9)
DES 1 (10)
AGI 1 (10)
CON 1 (10)
POD 1 (7)
VOL 1 (6)
EQUIPO
Artefacto: Silbadora (hacha de batalla +5)
Este arma cuenta con la capacidad de alargar y encoger ligeramente el asta, permitiendo a su propietario usarla a una o a dos manos.
VALORES DE ATAQUE FINALES
Silbadora, a dos manos.
AT 90 PA 85 TURNO 20 DAÑO100 (80 + 10 x 2) ENT 25 ROT 11 PRES 75
CRT 1 FIL CRT 2 CON ESPECIAL -1 TA
Silbadora, a dos manos (forzando turno)
AT 90 PA 85 TURNO 40 DAÑO 80 ENT 25 ROT 11 PRES 75
CRT 1 FIL CRT 2 CON ESP -1 TA
Moai Thai, nivel aprendiz
AT 85 PA 80 TURNO 60 DAÑO 40 (20 + 10 x 2) ENT 9 ROT -1 CRIT CON
Última edición por Surox el Mar Sep 23, 2008 10:49 pm, editado 1 vez
Re: Personaje de Sable: Surox'Ven
El miembro 'Surox' ha efectuado la acción siguiente: Dados
#1 'D10' : 7, 4, 8, 9, 7, 6, 8, 2
--------------------------------
#2 'D10' : 8
--------------------------------
#3 'D100' : 30
#1 'D10' : 7, 4, 8, 9, 7, 6, 8, 2
--------------------------------
#2 'D10' : 8
--------------------------------
#3 'D100' : 30
Admin- Admin
-
Cantidad de envíos : 90
Edad : 41
Localización de Origen : Más allá de las Leyendas
Categoría : Dios Creador
Jugador : Mannaset
Fecha de inscripción : 03/09/2008
Re: Personaje de Sable: Surox'Ven
El miembro 'Surox' ha efectuado la acción siguiente: Dados
'D10' : 5
'D10' : 5
Admin- Admin
-
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Categoría : Dios Creador
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Fecha de inscripción : 03/09/2008
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